Heliocentrismo
El Sol y la Luna
La Luna era el cuerpo celeste que mejor obedecía al modelo geocéntrico de Aristóteles luego corregido por Ptolomeo. Hoy diríamos que era el único cuerpo celeste que realmente giraba alrededor nuestro. El movimiento del Sol no se ajustaba bien al modelo geocentrista de Aristóteles. A finales del siglo XV y primera mitad del XVI, en época del Renacimiento, el problema de entender los movimientos del cielo se había tornado indispensable. Los cálculos con la teoría de Ptolomeo eran cada vez más complicados y siempre inexactos en sus predicciones. Por otra parte, con la llegada de Colón a América y el comercio que se realizaba a través de los océanos, la navegación cobró gran importancia. Por eso se hizo indispensable la confección de tablas más precisas con la información anticipada de cómo se encontrarían los astros en cada día (noche) del año para la ubicación de los barcos. Por otra parte, la astrología (el estudio de los astros en relación con la influencia sobre las personas) regía la vida de gobernantes y gobernados según las creencias de aquella época (y que persiste en muchas personas de nuestro tiempo). Los astrólogos realizaban sus pronósticos sobre la base de las posiciones de los distintos astros y así indicaban si sería un buen momento para los negocios, la exploración o el amor. Por lo tanto, era de vital importancia encontrar una manera de conocer mejor los movimientos de los astros.
En 1530 Nicolás Copérnico lanzó una idea revolucionaria: en el centro del universo estaba el Sol y no la Tierra. El Sol estaba quieto y a su alrededor giraban todos los demás cuerpos conocidos. La Tierra, además de este movimiento de traslación alrededor del Sol, giraba sobre sí misma y debido a este último movimiento se explicaban el día y la noche y el movimiento de los astros que parecían girar alrededor nuestro. La Tierra había sido destituida del centro del universo. La especie humana, aunque importante, ya no habitaba en el centro sino que giraba con su mundo alrededor de un cuerpo luminoso e incandescente.