Reforma del calendario
El calendario
Al contar la cantidad de vueltas que da la Tierra sobre su eje (días) a lo largo de todo su recorrido en torno al Sol (año), encontramos que no es un número exacto sino 365 ¼. Por lo cual al cabo de cuatro años hemos dejado de contabilizar un día entero.
El año bisiesto y la reforma gregoriana
La manera que adoptó Julio César en el año 46 a.C. para tener en cuenta esto fue que uno de cada cuatro años sea bisiesto, es decir que tenga 366 días (agregando el 29 de febrero). De paso, Julio César renombró uno de los meses en su honor. Pero esa corrección resultó ser un poco excesiva ya que por el año 1582 la primavera del hemisferio norte comenzaba el 11 de marzo en vez del 21. El Papa Gregorio XIII indicó que se eliminaran diez días del calendario para subsanar el problema y que a partir de entonces cada 400 años se suprimieran tres de los bisiestos. Éste es el calendario Gregoriano. El calendario tiene estas aproximaciones para mantener el comienzo de la primavera en el mismo día debido a que la Tierra tarda 365 días, 5 horas, 48 minutos, y 46 segundos en completar su órbita desde un equinoccio hasta volver al mismo punto con lo que al agregar un día cada cuatro años nos excedemos en la corrección, pero al quitar tres bisiestos cada 400 años nos quedamos cortos nuevamente y habrá que hacer más modificaciones luego de varios períodos de 400 años. Pero esto será recién dentro de un tiempo...